JOAN FONTCUBERTA
Fotógrafo

“La fotografía nació en el siglo xix bajo unos parámetros históricos, ideológicos, políticos y culturales. Muchos de los valores que todavía conservamos arrancan justamente de ese momento, justamente de ese momento germinando desde lo fotográfico; por eso creo que más que un sistema artístico que tiene que ver con las formas o con la estética, la fotografía es una filosofía”. – Joan Fontcuberta 

Imagen
Joan Fontcuberta.

 

Artista, ensayista, crítico y fotógrafo, Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) representa una visión crítica de la realidad, las verdades fotográficas, históricas o ficticias mediante la fotografía y su contexto. 

Su obra se encuentra en los museos y salas de arte más importantes del mundo, como el MoMA o el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Centro Georges Pompidou de París, el Art Institute de Chicago, el CAAC de Sevilla, el IVAM de Valencia, el Museum Folkwang de Essen, la Parco Gallery de Tokio, el Museu Nacional d’Art de Catalunya y el MACBA de Barcelona, el Redpath Museum de Montreal y el Photo Elysée de Lausana, entre otros. En 2013 recibió el prestigioso Premio Internacional de Fotografía de la Fundación Hasselblad. 

Las fotografías no son simples soportes ofrecidos pasivamente a nuestra observación, son mediaciones simbólicas entre nosotros y la realidad, y contribuyen a dar forma, sentido y existencia al mundo que nos rodea. Sin apenas darnos cuenta, nos hemos convertido en adictos a las imágenes y sufrimos su bulimia. Hoy todos producimos y consumimos fotos. Pertenecemos a la orden del Homo photographicus, una especie de la escala evolutiva que ha propiciado la consolidación de una cultura posfotográfica. 

El proyecto que vertebra la colaboración entre el artista y el Gran Teatre del Liceu expone el proceso de transformación de las mismas fotografías por diferentes patologías. Las fotografías son organismos como un metabolismo orgánico y tienen un ciclo propio: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Su deterioro comienza, mediante un proceso químico, cuando las condiciones no son óptimas. Fontcuberta rescata estas fotografías enfermas, que han sufrido algún tipo de trauma, cuando casi han desaparecido y perdido la información contenida.

El resultado de esta venganza/amnesia de las imágenes es, a la vez, poético y nostálgico. Unas fotografías que han perdido su materialidad pero que, aún mutantes, en un acto creativo de reciclaje fotográfico, nos proyectan nuevas imágenes muy poderosas. Una propuesta que plantea un diálogo entre lo natural y lo sobrenatural. 

La obra de Joan Fontcuberta seduce, provoca e intriga, pero, a su vez, incorpora la ironía como parte estratégica: una fachada amable para una crítica muy profunda.