Cuenta con una larga trayectoria, en la que es reconocida de forma especial en la escena internacional como mezzosoprano verdiana, aunque su voz dramática le ha permitido interpretar un amplio repertorio.
Entre sus roles más destacados figuran los de Azucena (Il trovatore), Amneris (Aida) y Eboli (Don Carlo), entre otros.
Figuran entre sus recientes compromisos la interpretación de Katia Kabanova o Aida en la Metropolitan Opera de Nueva York. Además de su experiencia como cantante, ha dedicado buena parte de su tiempo a la formación de jóvenes cantantes, fundando en 2006 el Institute for Young Dramatic Voices, cuyo fin es formar voces superiores o poco habituales, ayudando así a jóvenes cantantes a desarrollarse para seguir carrera internacional.
Debutó en el Gran Teatre del Liceu la temporada 1988/89 con el Réquiem de Verdi, regresando en diferentes ocasiones, las últimas con Aida (2007/08), Adriana Lecouvreur (2011/12), Suor Angelica (2013/14), Un ballo in maschera (2017/18) y La Gioconda (2018/19).