Con motivo de la conmemoración de los 100 años del nacimiento de la virtuosa pianista, el Liceu celebra un emotivo concierto dirigido por Josep Pons.
El próximo 15 de octubre, con motivo de la conmemoración de los 100 años del nacimiento de Alicia de Larrocha, el Gran Teatre del Liceu rinde homenaje a la virtuosa pianista con un emotivo concierto. El maestro Josep Pons, dirigiendo la Orquesta del Gran Teatre del Liceu, y el pianista Javier Perianes, serán los encargados de hacer brillar a dos titanes beethovenianos: Concierto para piano Núm. 5 Op.73 en Mi b mayor "Emperador" y Sinfonía Nº. 7, Op. 92 en La mayor.
Considerada como una de las personalidades más relevantes de la cultura de nuestro país, Alicia de Larrocha destaca por ser una de las pianistas más brillantes del siglo XX y una auténtica leyenda de este instrumento en todo el mundo.
Con un talento prodigioso desde joven, Larrocha inició sus estudios de piano junto a su madre. Ya a los seis años, ofreció su primer recital público, demostrando habilidad técnica y sensibilidad artística que le llevarían a convertirse en una de las pianistas más respetadas de su generación.
A lo largo de su carrera, Larrocha recibió numerosos premios y reconocimientos, incluyendo el Premio Nacional de Música y varios premios Grammy. Su legado perdura a través de sus muchas grabaciones, apreciadas por su virtuosismo y profundidad interpretativa.
Barcelona, 9 de octubre de 2023. Con siete actuaciones en el Gran Teatre del Liceu (desde 1939 hasta 2009), Alicia de Larrocha está considerada como una de las personalidades más relevantes de la cultura de nuestro país. Destacada por ser una de las pianistas más brillantes del siglo XX y una auténtica leyenda de este instrumento en todo el mundo, el legado de Larrocha perdura a través de sus muchas grabaciones, apreciadas por su virtuosismo y profundidad interpretativa.
Bajo la guía de Josep Pons, con quien trabajó, el Gran Teatre del Liceu quiere unirse a todas las instituciones musicales y culturales que este año celebran el centenario de su nacimiento.
Pianista precoz que inició sus estudios a los tres años y ofrecía su primer concierto a los seis, destacó por la sublime interpretación de Falla, Granados, Mompou o Albéniz, entre otros. Colaboradora habitual de míticos directores, como Dutoit , Previn , Davis, Solti, Mehta , Chailly , Abbado, Argenta o Jochum , De Larrocha fascinó por su dominio absoluto del piano.
El próximo 15 de octubre, con motivo de la conmemoración de los 100 años del nacimiento de Alicia de Larrocha, el Gran Teatre del Liceu rinde homenaje a la virtuosa pianista con un emotivo concierto. El maestro Josep Pons, dirigiendo la Orquesta del Gran Teatre del Liceu, y el pianista Javier Perianes, serán los encargados de hacer brillar a dos titanes beethovenianos: Concierto para piano Núm. 5 Op.73 en Mi b mayor "Emperador" y Sinfonía Nº. 7, Op. 92 en La mayor.
Concierto para piano Nº. 5 Op.73 en Mi b mayor, obra completada en 1809, representa una de las últimas expresiones del período conocido como clasicismo y es a la vez un puente hacia el romanticismo emergente.
El apodo "Emperador" deriva de su asociación con la ocupación francesa de Viena durante la guerra napoleónica. La obra se distingue por su grandiosidad y magnificencia, reflejando el espíritu épico de la época.
El primer movimiento, con su poderoso tema inicial interpretado por el piano, establece un tono majestuoso que perdura toda la prenda. El segundo movimiento ofrece un apasionado contraste con su melodía lírica, melancólica y emotiva. La cadencia del piano al principio de este movimiento es particularmente destacada por su intensidad y expresividad. El tercer movimiento, un rápido rondó, exhibe virtuosismo y vitalidad, con el piano liderando un diálogo enérgico con la orquesta.
Completa el programa la Séptima de Beethoven: partitura predilecta del gran público (siempre más atento a las sinfonías impares/senares), nos transmite un sentimiento de espontaneidad. El propio compositor de Bonn se refirió a él como “una de mis mejores obras”; mientras que Richard Wagner, por los alegres ritmos, le llamaba la apoteosis de la danza.