Josep Pons dirigirá todas las funciones con la participación de dos mezzosopranos magníficas en el papel principal, Clémentine Margaine y Varduhi Abrahamyan.
Óperas como Carmen, que se encuentra entre las cinco más representadas de la historia, pueden ser una trampa para cualquier intérprete, pues a veces se sobreentiende que, de tan conocida que es, resulta fácil de tocar y cantar, cuando es todo lo contrario. Carmen no es una obra que se preste a la simple mecánica ensayada una y otra vez, sino que hay que intentar que suene como lo que es en lo más profundo de su origen: un híbrido entre comedia y tragedia –que resalte lo festivo y lo patético a la vez–, con números alegres en la tradición de Rossini, pero también con arias en las que destaquen la delicadeza y la fuerza propias de Verdi, como demuestra el contraste entre la presentación de Escamillo y los complicados números individuales de Don José y Micaëla. A la vez, Carmen debe ser entendida como una obra española, no por su nacionalidad –es puro romanticismo francés–, sino por su feliz inspiración: según Josep Pons, maestro titular de la Orquesta del Gran Teatre del Liceu, que dirigirá todas las funciones, Carmen es la gran ópera española de todos los tiempos, conectada en espíritu con la música de Albéniz, Granados y De Falla, un repertorio que domina y que le permite abordar a Bizet desde otro ángulo con posibilidades interesantes.
Junto con la orquesta y el coro, que deben ser dos masas bien engrasadas para que la partitura de Carmen brille –y no simplemente aparezca de manera rutinaria–, estas funciones contarán con un experimentado elenco vocal que cubrirá todos los papeles principales con dos cantantes. La protagonista la encarnarán dos mezzosopranos, la francesa Clémentine Margaine y la armenia Varduhi Abrahamyan, ambas habituales en pasadas producciones del Liceu y perfectas conocedoras del rol de Carmen. El papel de Don José, para tenor lírico, será para los estadounidenses Michael Spyres y Leonardo Capalbo, ambos dotados con el equilibrio entre juventud, timbre bello y frescura que exige su personaje. El torero Escamillo recaerá en los barítonos Simón Orfila y Eric Greene, mientras que el papel breve, pero fundamental, de Micaëla –que sostiene la emoción en el tercer acto– lo defenderán las sopranos líricas Adriana González y Jeanine De Bique. Los papeles menores serán para un único intérprete en todas las funciones: Felipe Bou cantará a Zuniga, Toni Marsol a Moralès, Jan Antem al contrabandista Dancaire, Carles Cosías será el Remendado, y las amigas de Carmen, Frasquita y Mercédès, las defenderán Jasmine Habersham y Laura Vila. De la unión de grandes voces, un coro exultante y una orquesta viva, salen grandes versiones de Carmen como las que nos esperan.