Dies irae, coro
«Recordare Jesu Pie»
Esta sección del Dies irae, el segundo movimiento de los seis en los que se divide el réquiem, lo interpreta el coro femenino. Se trata de una pacífica plegaria elevada a los cielos que hay que percibir como una pausa envenenada –o un espejismo de paz, reflejo de la habitual condición traicionera de cualquier guerra–, pues precede a la maldición («Confutatis»), interpretada con violencia por el coro masculino, y al inicio explosivo del segundo «Dies irae», con una de las canciones de Owen –Be slowly lifted up– intercalada, interpretada por el barítono.
Sanctus, soprano y coro
«Sanctus»
La cuarta sección, Sanctus, se divide en dos partes: un largo inicio coral acompañado por la voz de la soprano y una conclusión breve con otra de las canciones con texto de Wilfred Owen, After the blast of lightning, interpretada por el tenor. En el inicio, tras una introducción de timbres metálicos, la soprano alaba la gloria de Dios con un delicado y celestial hilo de voz, y se embarca en una extensa letanía de paz en la que acepta la luz divina y alcanza un efecto balsámico gracias al acompañamiento del coro, en este caso mixto –es decir, hombres y mujeres a la vez, que es como decir que canta al unísono toda la humanidad.
Libera me, tenor y barítono
«It seemed that out of battle I escaped»
Esta es la última de las canciones inspiradas en textos de Owen, concretamente en Strange meeting, en la que un soldado inglés –el tenor– consigue huir del campo de batalla pagando el precio más alto, que es el de su vida. Una vez en el otro mundo, se encuentra con su rival, el soldado alemán –el barítono–, al que había matado en el frente de batalla el día antes. Ahí son conscientes del dolor causado, de las atrocidades de la guerra, y sellan un pacto: sin nada más que puedan hacer, se comprometen a firmar la paz para que ambos puedan descansar eternamente.